Hay ciertas ocasiones, en las que uno se cuestiona muy seriamente sus creencias, sus ideales, su manera de pensar. Algo así me pasó hace unos días. Permítanme que me explique; Yo soy casi escéptico cuando se trata de temas relacionados con lo paranormal, sí, ya saben, los Ovnis, el “más allá”, etc. Pues resulta que hace unos días un buen amigo me mandó al correo electrónico una foto tomada en la antigua iglesia de El Salvador, en las proximidades de la localidad de Villaluenga del Rosario (recomiendo que la visiten, es un lugar bello y misterioso, y ya de paso prueban el queso “payoyo”). Esa iglesia fue quemada en 1.722 por las tropas napoleónicas a su paso por la población y aunque nunca se llegó a reconstruir, fue reconvertida por los lugareños en cementerio. En dicha foto, se puede ver una figura inquietante al fondo, entre las tumbas, como una niña pequeña agachada o sentada. Eso, tampoco sería de extrañar, puede que estuviera por allí con sus padres y le rezaba a sus familiares fallecidos en esa postura. Esa es la explicación más lógica que yo le doy, pero la cosa cambia cuando la persona que hizo la foto asegura que allí no había nadie más, salvo él y un par de amigos y que, por lo tanto, no vieron ninguna figura sentada. Pero al pasar las fotografías al ordenador, observó que allí, junto a una gran cruz blanca, había algo extraño. Es una de esas fotos propicias para enviarla al programa de Iker Jiménez, “Cuarto Milenio”.
Es entonces, al comprobar que no todo tiene una explicación, cuando me envuelven las dudas sobre estos temas, que son cuestiones que están ahí, que hay gente que asegura tener experiencias extrañas, gente seria, gente trabajadora, no esa manada de embusteros que salen en la tele contando que han entrado en contacto con seres venidos de Ganímedes, o que por un precio te predice el futuro en un abrir y cerrar de ojos.
En fin, tal y cómo está el patio, lo que menos nos debería de preocupar son los asuntos del “mas allá”, bastante tenemos ya con los de este “más acá” que nos tocó vivir. En este “más acá” sí que existen los fantasmas, los hay por miles y están por todos lados. Pero bueno, no sigo que me desvío del tema y esta vez no me quiero meter con los políticos ni con los banqueros.
Miguel Ángel Rincón Peña
En fin, tal y cómo está el patio, lo que menos nos debería de preocupar son los asuntos del “mas allá”, bastante tenemos ya con los de este “más acá” que nos tocó vivir. En este “más acá” sí que existen los fantasmas, los hay por miles y están por todos lados. Pero bueno, no sigo que me desvío del tema y esta vez no me quiero meter con los políticos ni con los banqueros.
Miguel Ángel Rincón Peña