10 ago 2013

MARÍA

Hay drogas que llevan milenios acompañando a la humanidad. El peyote, la marihuana y tantas otras sustancias naturales, plantas, hongos, tubérculos. Sus propiedades y sus efectos, han ayudado en su caminar por la senda del tiempo a millones de personas, hasta que la hipocresía hecha ley convirtió a estas plantas en ilegales. Pongamos como ejemplo a la marihuana, ilegalizada, criminalizada y perseguida. Yo me pregunto, ¿cómo puede ser ilegal una planta? Bajo el abrigo de la Ley, los gobiernos pueden declarar ilegal hasta a las personas. Se me revuelven las tripas cuando escucho en los informativos que han detenido a “inmigrantes ilegales”. ¡Ninguna persona es ilegal, carajo!
Pero no quiero salirme del tema que nos ocupa esta semana: La legalización de la marihuana. Hay personas que padecen una serie de enfermedades a las cuales el cannabis puede ayudar, por ejemplo, enfermos de cáncer, pacientes con enfermedades inflamatorias intestinales, etc. En países en los que el cannabis sigue siendo ilegal, estas personas, para poder acceder a la marihuana como terapia, tienen que exponerse a una serie de circunstancias que no se lo ponen nada fácil. Desde tener que tratar con gente poco recomendable, hasta arriesgarse a ser multados por la policía. Sembrar una planta en casa es otra opción, aunque no todo el mundo tiene la posibilidad de hacerlo. 
Hace unos días, la Cámara de diputados de Uruguay, daba vía libre a la ley impulsada por el presidente uruguayo, José Mujica, de legalizar la marihuana y entregar al Estado el control de su circulación. ¿Por qué en otros países, como por ejemplo España, no se legaliza esta planta? ¿A quiénes les interesa el negocio del tráfico ilegal? 
La solución no está en la represión y en las multas, la solución pasa por una regulación responsable, por la educación, por el control, en definitiva, por la legalización. Existen ciertas asociaciones en nuestro país que ofrecen marihuana con fines medicinales a las personas que la necesiten. También se pueden comprar en los Grow Shop las semillas. 
En fin, mientras la criminalización y la ilegalización de esta planta impidan la normalización en su consumo, la gente seguirá exponiéndose a una legislación hipócrita. Unos países progresan, otros, en cambio, retroceden a pasos agigantados. 

Miguel Ángel Rincón Peña