Según los últimos acontecimientos, parece que el Tío Sam está sacando brillo a sus misiles otra vez. ¿Una nueva guerra? No, es la misma guerra de siempre. La guerra imperialista por controlar el mundo y sus recursos naturales (gas, petróleo, etc.)
Barack Obama, presidente de los Estados Unidos de América y premio Nobel de la Paz, amenaza con bombardear a Siria. Ese plan no es improvisado ni mucho menos, llevan tiempo creando tensión y manipulando para propiciar el ataque. La puntilla ha sido, según los EEUU, el uso de armas químicas por parte del Gobierno sirio, de lo cual carecen de pruebas a día de hoy. Muy probablemente, esas armas químicas las hayan usado los rebeldes, apoyados por Al Qaeda. El enviado especial de la ONU en Siria, Lakhdar Brahimi, declaró hace unos días que ni EEUU ni el Reino Unido habían presentado a la ONU pruebas del uso de armas químicas por parte del Gobierno sirio. ¿Atacarán a Siria sin un dictamen de la ONU?
Iraq, Libia, Afganistán, etc. Todos esos países tienen grandes recursos naturales y en todos ellos ha metido la mano los EEUU y sus aliados. ¿Se ha instaurado la democracia después de ser arrasados, destruidas sus infraestructuras, brutalmente asesinados sus dirigentes y parte de su población? Todo lo contrario, ya que los estados que eran laicos han sido sustituidos por otros teocráticos en los que se ha implantado la Sharia, que para quién no lo sepa, es la Ley Islámica, un código religioso detallado de conducta en el que se incluyen las normas relativas a los modos del culto, los criterios de la moral y de la vida, las cosas permitidas o prohibidas, las reglas separadoras entre el bien y el mal. Un auténtico despropósito y una aberración.
Pero para la OTAN, el negocio es el negocio, y por conseguir sus objetivos les da igual bombardear países enteros aniquilando a la población civil, luego salen en sus medios de comunicación diciendo que lo hacen por el bien de esa misma población bombardeada. Así son ellos de sátrapas y manipuladores. Y lo peor de todo es que hay quién se cree a pies juntillas las mentiras de los imperialistas e incluso los excusa y defiende. Allá cada cual con su conciencia.
Yo termino este artículo con un poema de Miguel Hernández que viene muy bien para estos tiempos belicosos: Tristes guerras/ si no es amor la empresa./ Tristes, tristes. Tristes armas/ si no son las palabras./ Tristes, tristes. Tristes hombres/ si no mueren de amores./ Tristes, tristes.
Miguel Ángel Rincón Peña