Existen muchas enfermedades que afectan muy seriamente a nuestra salud, pero quizá la peor de todas sea el cáncer. Palabra maldita o tabú para muchas personas, que no se atreven ni a pronunciarla. Incluso en los informativos, a veces, dicen “una larga enfermedad” refiriéndose al cáncer.
Seguramente, la mayoría de nosotros hayamos conocido a alguien que lo ha padecido, algún familiar, algún amigo. Siempre es motivo de sufrimiento, más aún si la enfermedad ataca a nuestros seres más queridos, como los padres, la pareja, los hijos, etc. Es muy duro ver a esa persona apagarse por momentos, ser testigo de cómo se consume con cada día que pasa.
Sé de lo que hablo, hace poco más de dos años perdí a mi madre a causa de un cáncer. Fue rápido, en unos meses aquel cáncer la devoró por completo. En esa fase, uno intenta hablarle y decirle todas las cosas que siempre quiso decirle, demostrarle, más si cabe, todo el cariño y el amor que por ella se siente, y hacerlo con una sonrisa en los labios, aunque por dentro la pena y la tristeza les estén a uno corroyendo como la carcoma.
Hace unos meses supe del proyecto fotográfico de Ángelo Merendino, un fotógrafo estadounidense que a los cinco meses de haberse casado, a su mujer le detectaron un cáncer de mama. A partir de ahí empezaron los tratamientos, las tortuosas sesiones de quimioterapia, etc. Desde el comienzo de la enfermedad, los dos decidieron que ella sería fotografiada por Ángelo para mostrar las secuelas del cáncer y concienciar así a la sociedad.
Yo he visto esas fotografías y las he repasado un montón de veces, y cada vez me siguen pareciendo de lo más triste, pero también de lo más necesario. Son imágenes que hacen reflexionar a quiénes las ven, y nos muestran tal y cómo es el ser humano. Parece que cada foto nos aconsejara que no perdamos el tiempo en absurdas banalidades, que vivamos con intensidad cada segundo de nuestras efímeras vidas. Vivir, de eso se trata.
Si quieren saber más sobre las mencionadas fotos: angelomerendino.com
Miguel Ángel Rincón Peña