El pasado 8 de marzo (Día Internacional de la Mujer), un avión de la compañía Malaysia Airlines, iba camino de Pekín con 239 personas a bordo cuando, misteriosamente, desapareció sin dejar ningún rastro. Muchas han sido desde entonces las especulaciones y teorías de todo tipo que se han dicho sobre esa desaparición. Ayer mismo, un satélite australiano localizaba a 2.300 kilómetros de la ciudad de Perth dos posibles restos del avión malasio. Uno de ellos, de 25 metros de largo, podría ser un ala. Pero las autoridades no aseguran nada aún. Por lo tanto, continúa el enigma.
Mientras tanto, la gente lleva días dando su opinión desde las diferentes redes sociales. Quizá las más estrafalarias se hayan producido en Twitter.
Ya se sabe que cualquier acontecimiento de interés que suceda en la realidad, la legión de “twiteros” la convierten rápidamente en tendencia (hashtag) y ahí es donde empieza la bola de nieve a crecer.
Estos días, repasando tweets sobre este tema en concreto, me encontré teorías totalmente estrambóticas.
Hay quiénes, no sin cierta acidez, especulan que la desaparición del Boeing 777 fue a causa de una abducción alienígena, otros apuntan a un secuestro perpetrado por los servicios secretos de Kim Jong Un (en caso de duda, la culpa siempre es de los norcoreanos), también está la teoría de una conspiración por parte de alguna multinacional en busca de publicidad a lo grande o un suicidio colectivo planeado.
Todos estos ejemplos, nos tendrían que hacer reflexionar sobre la deshumanización que cierta parte de la sociedad sufre cuando se sienta frente a un ordenador y se abre una cuenta en alguna red social. Cómo se puede frivolizar e incluso hacer bromas sobre un tema tan serio como, por ejemplo, la desaparición de un avión repleto de personas.
No es la primera vez que pasa, y seguramente no será la última. Ocurre continuamente, y en algunos casos roza el insulto y el mal gusto.
Yo soy de la opinión de que las redes sociales, llámense Facebook, Twitter, Myspace, etc., tienen que servir para comunicarnos, para estar informados, e incluso para divertirse. Pero bueno, esa es solamente mi opinión, la realidad está en los “hashtag”…
Miguel Ángel Rincón Peña