Cuando a alguien le sucede en primera persona una experiencia que se sale de lo normal y no podemos encontrar una explicación lógica, lo normal es guardar silencio o escudarse pensando que lo vivido fue fruto de la imaginación. Esto se hace por miedo al “qué dirán” y para evitar ser tratado de loco o iluso.
Digo esto porque la madrugada del pasado martes, 7 de enero, algunas personas de la provincia de Cádiz vivieron una experiencia que, supuestamente, carece de una explicación. Existe un fenómeno llamado “The Hum” al que también se le conoce como “Las trompetas del Apocalipsis”, consistente en un sonido de origen desconocido. Los testigos lo definen como una especie de zumbido, un rechinamiento metálico y espeluznante. Los primeros informes comenzaron a surgir en la década de 1950.
Como pasa siempre, las personas que vivieron esta experiencia en enero, callaron, pero a raíz de leer en un medio de comunicación que uno de los testigos, desprendiéndose del miedo, narró su experiencia e incluso aportó a la redacción del periódico una grabación de esos misteriosos sonidos que recogió con su móvil, muchos han sido los que se han animado a dar el paso y contar que también, esa misma madrugada, escucharon aquel fenómeno acústico.
Así pues, Cádiz no fue la única ciudad donde se escucharon esas “trompetas”, sino que se multiplicaron los testimonios en San Fernando, Puerto Real, Zahora e incluso Jerez de la Frontera.
Existen varias teorías para intentar darle una explicación razonable a esos sonidos. Investigadores de la agencia científica internacional aseguran que el “Hum” podría estar provocado por el brusco aumento de la actividad solar y la intensificación de los procesos energéticos en el núcleo de la Tierra. Otra teoría hace referencia a los procesos de absorción en la cavidad resonante de la Tierra: El sonido de las Resonancias Schumann como consecuencia igualmente de los procesos de interacción con la energía que proviene de las tormentas solares. ¡Ahí es nada!
Sea como sea, esos sonidos no dejan de ser algo bastante extraño y que marca de por vida a quiénes tienen la suerte o la desgracia de escucharlos.
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Miguel Ángel Rincón Peña