Parecía que no llegaría el momento, pero por fin, el 2013 se fue. “Annus horribilis” donde los haya en el cual, se han acentuado aún más las desigualdades sociales, se han pisoteado los derechos ciudadanos y muchas más cuestiones que no enumeraré para no cansarles, pero que seguro tienen en mente.
Es casi tradición marcase unos propósitos con el comienzo de cada año, como si se cerrara una etapa y se abriera otra nueva. Yo pienso que las etapas no van en concordancia con el calendario, sino que las marcamos nosotros mismos en cualquier momento, es algo psicológico en realidad. El 2014 lo podemos hacer mejor entre todos, y para ello hace falta una mentalidad positiva y luchadora los 365 días del año. No es nada fácil viviendo en un sistema que nos trata como si fuésemos autómatas y/o mercancía. Para el Poder somos unos meros números en el DNI, o un simple código de barras. No sé si se habrán dado cuenta, pero nos estamos deshumanizando con cada año que pasa, y es algo que tenemos que evitar a toda costa. Eso de pasar junto a una persona que no tiene hogar y sobrevive pidiendo unas monedas y que ni siquiera seamos capaces de mirarle, o que veamos como algo natural las noticias de los informativos sobre el hambre, las guerras, los recortes sociales, etc., no es buen síntoma. Por eso me parecen muy curiosas todas esas campañas “solidarias” que hacen en las fechas navideñas para que todos los que quieran puedan lavar su conciencia donando unos eurillos. Hipocresía es la palabra correcta para definir esa mascarada anual.
Y para colmo, finiquitando las fiestas, nos inducen al consumismo salvaje con motivo de los Reyes Magos. Cientos de anuncios de perfumes, juguetes y un larguísimo etcétera para que gastemos nuestro (poco o mucho) dinero en los grandes centros comerciales, los cuales estos días están a rebosar. Hay gente que tan “enganchada” a esos centros comerciales que van, aunque no tengan dinero para comprar nada, a darse un paseíto y a mirar escaparates. Ya nos lo advirtieron hace años George A. Romero, Ray Bradbury o George Orwell. No seamos como las “ovejas bobas”. Tenemos que reflexionar y trazarnos unos propósitos que nos hagan más humanos, más solidarios y mejores personas. Esas son mis metas, difíciles pero totalmente necesarias.
Miguel Ángel Rincón Peña