29 jun 2011

AMÉN

Hablar de la Iglesia católica y atreverse a criticarla es poco más o menos que un sacrilegio, sobre todo en este país de misa (casi) diaria, de Semana Santa, de Rocío, etc. Sabían ustedes que el Estado (supuestamente aconfesional) subvenciona a la Iglesia con más de 5.000 millones de euros al año, que se dice pronto. Es una contradicción, cuando pedimos que el Gobierno no subvencione a los sindicatos, pues estos se tendrían que autofinanciar con la cuota de sus muchos afiliados, también deberíamos pedir lo mismo con relación a la Iglesia. Criticamos los privilegios de los políticos pero no los de los obispos.

Dentro de poco viajará el Papa a España y el Estado español pagará la mitad de los gastos. Será un encuentro eminentemente religioso y no será una visita de un jefe de Estado, sino del líder de una religión que costará alrededor de 50 millones de euros. Una auténtica vergüenza.
No contento con todo lo que sacan del Estado (o sea, de nosotros los contribuyentes), los obispos se permiten hacer campañas, incluso pedir la desobediencia para algunas leyes, como por ejemplo la de la Muerte Digna. Los obispos españoles, retrógrados por excelencia, se creen con derecho a intrometerse en las decisiones de un Pueblo soberano. Ahí están sus protestas sobre los derechos de los gays y lesbianas, sobre la investigación con células madres, el uso del preservativo y un largísimo etcétera. Algunos creen que aún vivimos en el Nacional-catolicismo.
Si no fuera por los misioneros y misioneras que recorren el planeta ofreciendo su solidaridad para con los más necesitados y por esa Iglesia de base que ayuda al prójimo, me atrevería a decir que son todos igual de sinvergüenzas. Esas personas que se juegan la vida día a día, son las que le lavan la cara a la jerarquía de la Iglesia católica, a esos obispos, cardenales y Papa que viven tan desahogadamente.

He mantenido algunas conversaciones con varios curas últimamente, y siempre se agarran a los mismo, al dogma de fe, y ante eso, amigos, no hay nada que hacer. Cuando el fanatismo y lo sobrenatural se cruzan en el camino de la razón, se hace imposible la conversación, porque se pierde la lógica y la objetividad. Amén.

Miguel Ángel Rincón Peña

20 jun 2011

ENTREVISTA A MIGUEL ÁNGEL RINCÓN

Por Alejandro Pérez Guillén.

1.- ¿De qué raíces bebe Miguel Ángel Rincón para sentir ese amor incondicional hacia la música y la poesía?

R: Mis raíces, fundamentalmente, vienen dadas por varías vertientes. Por un lado, en poesía, me marcó mucho el grupo poético del 50, Gil de Biedma, Ángel González, etc. Ahora estoy explorando nuevos caminos de la mano de Roger Wolfe o Karmelo C. Iribarren, por ejemplo. En el tema de la música, The Beatles me abrieron los ojos, musicalmente hablando, y luego los cantautores, Aute, Serrat, Ibañez, etc.

2.- A mí me interesa mucho la infancia no como paraíso perdido, sino como espacio donde empieza a crearse al hombre que nos habita. ¿Qué nos puede decir del poeta?

R: Todos volvemos a la infancia, al recuerdo. Aquel tiempo en que nos creíamos inmortales y, de alguna manera, lo éramos. En mi poesía visito mucho mi infancia. Es un refugio al que el poeta siempre recurre.

3.- ¿Qué autores has leído en el pasado y no desearías leer más? ¿Cuántos autores han pasado el mal trago de la primera lectura y se han convertido en el libro de cabecera de relecturas continuadas?

R: Pues son varios los que no desearía leer más, pero vamos a obviar sus nombres. En cuanto a mis libros de cabecera, 1984 casi me pudo en la primera lectura, pero es sin duda un imprescindible, algo parecido me pasó con Luces de Bohemia, de Valle Inclán o con La Metamorfosis de Kafka.

4.- ¿Sigues algún ritual a la hora de escribir? Descríbenos alguna de tus manías

R: No sé si llamarle ritual, quizá la definición sea manía, como tú bien dices. Tengo varías, según el momento. Una de ellas es la soledad, la mejor compañera para escribir tranquilamente. También escuchar música (clásica, instrumental, en inglés, etc.).

5.- ¿Piensas que la poesía es un fin en sí misma o puede servir para otros fines?

R: Creo que la poesía es un fin que sirve, en momentos concretos, para otros fines. La poesía puede estar tanto al servicio del amor, de la revolución, del ecologismo, etc.

6.- Eres una persona con fuertes convicciones políticas, ¿crees que esas ideas deben llegar al cauce de la poesía como en algunos poemas de Alberti?

R: Al cauce de la poesía debe llegar la vida, y la política forma parte de nuestra vida. Por lo tanto, Miguel Hernández, Rafael Alberti, Roque Dalton y tantos otros poetas comprometidos con la política, no podían estar equivocados.

7.- ¿Qué has aprendido por ti mismo y qué te han enseñado otros escritores?

R: Por mí mismo he aprendido a explorar, el poeta debe ser un explorador en busca del tesoro que ofrece la poesía. He aprendido a distinguir el grano de la paja.
Lo que me han enseñado otros escritores es mucho, me han enseñado los diferentes caminos de la poesía. Varios poetas amigos, como por ejemplo Pedro Sevilla, me aconsejaron cuando yo empezaba que para ser poeta hay que leer mucha poesía. Ahora, transcurridos muchos años, les agradezco el consejo, pues tenían toda la razón.

8.- ¿Qué supone para un escritor novel que salga a la luz su primer libro? ¿Qué significó la aparición de La Tormenta en el año 2003?

R: El primer libro es el kilómetro cero, el comienzo de una gran aventura. El parto de mi primer libro La Tormenta, fue difícil y doloroso. Ese libro recogía mis primeros versos, desde 1996 hasta el 2003. Recuerdo que, por circunstancias de la vida, la última etapa de creación de aquel libro fue muy oscura, poemas que hablaban de muerte, soledad, sufrimiento, dudas existenciales, etc. En definitiva, versos adolescentes acompañados por los dibujos del gran pintor José Hinojo. El poeta y amigo, Francisco Pozo Poley fue el prologuista (y consejero) en La Tormenta.

9.- ¿Te arrepientes de algo que hayas escrito?

R: Quizá en la manera de enfocar algunos poemas de mi primer libro y en su estructura. Tuve la oportunidad, antes de la edición, de revisarlos y corregirlos, pero pensé que si lo hacía perderían la esencia primigenia y la frescura con la que los escribí, así que los dejé tal cual.

10.- En el año 2006 entra en escena Elucubraciones de un superviviente, ¿Cuáles son para ti las líneas maestras de este poemario?

R: Elucubraciones de un superviviente fue un paso adelante. Supuso la certeza que necesitaba para demostrarme a mi mismo que podía seguir en el camino de la poesía. La sinceridad y la búsqueda de un estilo propio marcaron aquellos poemas. El escritor Juan José Téllez tuvo a bien escribir el prólogo y regalarme algunos buenos consejos, cosa que le agradezco.

11.- ¿Qué opinión te merecen los premios y concursos literarios?

R: No creo ni en los premios ni en los concursos literarios. No escribo para concursar ni para que un jurado decida fallar a mi favor un premio.
Yo sangro gota a gota cada verso que escribo y el único reconocimiento que me llega al alma es que la gente me lea. El verdadero premio es que un lector se acerque para felicitarme por mis poemas. Lo demás son cuentos chinos. Por cierto, “los pucherazos” en los concursos están a la orden del día, pero bueno, esa es otra historia.

12.- Has participado en algún que otro taller de escritura, ¿piensas que de esa forma se puede llegar a la poesía y aprender a sentirla de manera más objetiva?

R: Por supuesto, es fundamental acercar la cultura al pueblo, y una buena manera de hacerlo es, por ejemplo, con los talleres de escritura. Mi experiencia en ese sentido ha sido siempre muy positiva.

13.- Cada libro es un mundo nuevo, ¿cuál es el paraíso que se esboza en Espacios compartidos?

R: El principal argumento de Espacios compartidos es el Amor, con mayúsculas. Todos los demás temas giran alrededor del amor. A mi parecer, es mi libro más completo, pues tanto el contenido como el continente me gusta. Es una colección de poemas más elaborados que los dos anteriores y los grandes temas de la poesía están muy vigentes. Cada poesía está ilustrada a la perfección por un dibujo del gran Juan Kalvellido, además de la portada y contraportada. Con este libro empecé a moverme geográficamente para presentarlo. Recuerdo la presentación en el Ateneo de Madrid. Una gran experiencia.

14.- ¿Qué le dirías a aquellos que nunca han posado sus ojos en la poesía?

R: Le diría que leer poesía es entrar en un mundo nuevo de sensaciones y sentimientos. La poesía hace que seamos mejores personas. Es como una terapia necesaria en estos tiempos difíciles, un bálsamo para sobrevivir.

15.- ¿Por qué la cultura está tan denostada y la gente apenas lee?

R: Porque vivimos en una sociedad capitalista que ve a la gente como porcentajes y usuarios y no como personas. La cultura hace libre a las personas, porque hace que piensen, y eso no le interesa al Poder.

16.- De los autores que conoces personalmente, ¿cuáles te han llamado la atención? ¿Cuáles te han sorprendido?

R: Conozco muchos autores y todos me han llamado la atención. Le tengo un especial cariño a Pedro Sevilla, porque además de gran poeta, es una buena persona. También Juan José Téllez me ha llamado mucho la atención, es un tipo curioso este Téllez. Alberto Pérez es de mis autores favoritos, gran músico y mejor persona.
Hay muchos, no podría nombrarlos a todos, pero en definitiva, me llama la atención los autores que llevan por bandera la humildad y el buen rollo.

17.- ¿Qué libro aconsejarías a alguien que se inicia en la lectura?

R: En poesía: Veinte poemas de amor y una canción desesperada, de Pablo Neruda. En novela: La isla del tesoro, de Stevenson.

18.- Poemas en el equipaje es tu nuevo libro, ¿qué puedes decirnos de él?

R: Es un poemario que cierra un ciclo, con Poemas en el equipaje cierro una etapa y abro otra nueva. En este nuevo libro escribo como quiero escribir en adelante. Se nota la experimentación y la búsqueda. Es un libro especial por lo que significa.
He tenido la inmensa suerte de que la escritora Purificación González de la Blanca escribiera el prólogo. Juan Kalvellido repite como ilustrador de la portada y contraportada.

19.- ¿Qué proyectos tienes en mente para un futuro cercano? Adelántanos algo.

R: Tengo muchos proyectos, los principales, seguir recitando de pueblo en pueblo (poesía on the road), unas veces en solitario, otras con mis amigos poetas y músicos. También está cercana la publicación de una antología en homenaje a Salvochea, en la que colaboro con un poema sobre el que fuera alcalde anarquista de Cádiz. Musicalmente, estoy preparando una colección de canciones sin un fin determinado. Tengo pendiente la grabación de un proyecto discográfico poético-musical en el cual participa al piano, mi buen amigo Miguel Beltrán Barry. También tengo en mente la creación de un Ateneo en Prado del Rey, pero eso va para largo.

20.- ¿Se puede vivir de la literatura o es mejor sentirla sin la urgencia del pan de cada día?

R: Se puede vivir de ella siempre que se den las condiciones. Pero yo no quiero convertir una vocación en una profesión, porque mi profesión es otra, y me gusta tanto como la literatura. Además, para poder vivir de la literatura tendría que hacer muchas cosas que no me gustan, y no estoy dispuesto.

21.- ¿Crees en la inspiración?

R: Sí, creo en ella, yo la busco y a veces la encuentro. Cuando llegan las musas uno siente mariposas en la barriga (es una sensación parecida al enamoramiento). Pero hay que tener en cuenta que las musas no escriben, con eso lo digo todo (risas).


8 jun 2011

FOTOGRAFÍA

Desde que el francés Louis Daguerre empezara a divulgar la fotografía, allá por el siglo XIX, ésta ha evolucionado y revolucionado nuestra vida. Y es que, eso de lograr plasmar una imagen en el papel y poder conservarla como recuerdo es algo que, ahora mismo no le damos mucho mérito, pero es genial. Hoy, en el 2011 podemos ver una foto de la Barcelona del año 1835 y observar sus calles, sus edificios, la forma de vestir de la gente, es como una pequeña máquina del tiempo que nos traslada a otra época.
Yo llevo unos días escaneando al ordenador todas las fotos antiguas que tengo, pues el tiempo, además de juez insobornable, también es traicionero, y deteriora todo lo que esté a su alcance. La tecnología actual permite hacer inmortales los recuerdos, ya sean en fotografías o videos, y tenerlos siempre disponibles para cuando hagan falta.

Siempre, desde que era un niño, me gustó la fotografía, mi madre me regaló una pequeña cámara de fotos y allá que iba yo retratando por doquier. Recuerdo aquellos carretes metidos en un tubito negro y que una vez llenos de fotos los llevaba a la tienda para que los revelaran. Tardaban unos días, pero el resultado merecía la pena. Abrir el sobre con las fotos era como abrir un regalo. Hoy en día todo es más fácil, con tan sólo enchufar la cámara al ordenador ya se pueden ver las fotos, modificarlas, quitarle los ojos rojos, etc. Yo sigo prefiriendo lo del carrete, pero bueno, hay que adaptarse a los tiempos que corren.

Actualmente no tengo una buena cámara, hace un año me compré una pequeñita, digital, y con esa me apaño, incluso con la cámara del móvil, que tiene más píxeles que una cámara al uso, es increíble la calidad que ofrece. Sin embargo, veo a chavales con unas cámaras cuasi profesionales, con grandes objetivos, con sus trípodes y demás utensilios. Siempre he pensado que para hacer buenas fotografías no hace falta una buena cámara, sino más bien, un buen ojo. Eso lo saben bien muchos amigos míos que son buenos fotógrafos, como, por ejemplo, mi amigo Baena, que donde pone el ojo pone la foto, ¡y qué foto!

Miguel Ángel Rincón Peña