22 jun 2012

HORMIGAS

Esta semana tenía previsto escribir sobre las ruidosas noches de los fines de semana en el Lago de Arcos y el maltrato sonoro que padecen los ancianos de la residencia, pero lo dejaremos para otra ocasión. Así que corramos un tupido velo y adentrémonos en el maravilloso mundo de los formícidos (formicidae), conocidos comúnmente como hormigas. 
Tengo un buen amigo biólogo que me dio un par de charlas tremendamente interesantes sobre estos insectos sociales que nos acompañan en nuestra vida cotidiana y de los que tanto desconocemos. Estos pequeños bichillos, los cuales sufren nuestros pisotones y nuestros insecticidas, son tremendamente inteligentes. Muchos animales pueden aprender comportamientos por imitación, pero es posible que las hormigas sean las únicas, aparte de los mamíferos, en que se ha observado una enseñanza interactiva. Hay quienes afirman que si las hormigas tuvieran nuestro tamaño dominarían el mundo. Han colonizado casi todas las zonas terrestres del planeta y se estima que hay entre mil billones y diez mil billones de ellas. Se organizan en colonias, basadas sobre todo en hembras estériles sin alas, formando clases sociales, son “obreras”, “soldados”, etc. Las colonias de hormigas también cuentan con sus machos fértiles y una o varias hembras fértiles llamadas “reinas”. A pesar de contar con esas reinas, las hormigas tienen mucho de socialistas (no confundir Socialismo con PSOE), puesto que las hormigas actúan como una entidad única, trabajando colectivamente en apoyo de la colonia y fundamentando su éxito en tantos entornos diferentes gracias a su excelente organización social. Las hormigas dividen el trabajo, se comunican entre ellas y tienen una enorme capacidad para resolver los muchos problemas que les surgen a cada momento (al contrario que el PP). 
Conforme mi amigo el biólogo me explicaba todas estas cosas y otras más, yo pensaba en lo mucho que tenemos que aprender de la Naturaleza. La Humanidad, desde tiempos inmemoriales se viene creyendo el ombligo del Universo y utiliza a los demás animales (incluso a los demás Hombres) como meros instrumentos a su servicio. Ya lo dijo Plauto, “el hombre es un lobo para el hombre”, añado, y para la Naturaleza. 

Miguel Ángel Rincón Peña