11 abr 2014

POESÍA SUICIDA

Hace unos días, conversaba con unos amigos amantes también de la poesía, sobre un tema del que no se habla demasiado, porque seguramente no sea algo del agrado de nadie, se trata de las tendencias suicidas de algunos poetas. Siempre he sentido mucha curiosidad por comprender mejor los poemas y poder así empatizar mucho más con sus autores. Eso me ha llevado a indagar en sus vidas leyendo sus biografías. 
Pues como decía, en dicha conversación, a altas horas de la madrugada, surgieron varios nombres de personas que decidieron quitarse la vida, muchos de ellos forman parte de mis poetas de cabecera. Escritores con una sensibilidad y talento exquisitos que pasaron a formar parte de la historia y la leyenda. Pondré unos ejemplos, como curiosidad, de algunos de estos insignes (aunque desesperados) poetas y sus últimos versos. 
“Muero de libertad / mientras el mundo es un incendio”. Estos fueron los premonitorios versos que el gran poeta soviético Vladimir Maiakovski dejó escritos. El 14 de abril de 1930 se disparaba un tiro en Moscú. Célebre es la fotografía de su cuerpo inerte recostado en la cama de su habitación moscovita. 
La estadounidense Anne Sexton escribió: “…y un poco de este anhídrido carbónico / que bien dosificado te hace dormir tranquila para no despertar de nuevo / al tedio de los días”. Poco después, encendió el motor del coche en su garaje y falleció por inhalación de anhídrido carbónico, el 4 de octubre de 1974. 
En España, el poeta José Agustín Goytisolo se suicidó el 19 de marzo de 1999 arrojándose al vacío desde el balcón de su casa, aunque otros (entre los que se encuentran sus familiares) prefieren pensar que su caída fue a causa de un accidente. “Una tristísima ceniza / que caía y caía sobre la tierra, / y sigue cayendo en mi memoria, / en mi pecho, / en las hojas del papel en que escribo”
Quizá uno de los suicidios más famosos y cantados del mundo de la cultura sea el de la poetisa argentina Alfonsina Storni, que se internó en las aguas del Atlántico en Mar del Plata, el 25 de octubre de 1938. Seguro que recuerdan aquella canción cuyo estribillo decía: “Te vas Alfonsina / con tu soledad / ¿qué poemas nuevos / fuiste a buscar?” 

Miguel Ángel Rincón Peña